Explicamos una propuesta de simulación de viaje en el tiempo.En uno de estos sitios digitales con que los modernos creen que pueden sustituir la lectura de periódicos, se publicó el 17 de octubre de 2023 un artículo con el siguiente titular "Realizan un viaje atrás en el tiempo usando partículas cuánticas para cambiar el pasado”. Llego a el “gracias” a una de esas amables sugerencias de noticias que se supone que estoy interesado en leer (¡cuanto más interesante sería un algoritmo que seleccionara aquello que se supone que no me va a gustar!). No debería alimentar al monstruo del “clickbait”, pero ¡ay! lo hago y clico. Me entero entonces de que la noticia se hace eco de un artículo científico en el que:
a) lógicamente, no se ha realizado ningún viaje en el tiempo. b) De hecho, no se ha realizado ningún experimento. c) De hecho, los autores califican a su propuesta de experimento de “gedanken”, es decir, uno de esos experimentos mentales que en realidad no se pueden hacer, o no son muy viables. d) Incluso si se llevara a cabo la propuesta de experimento, en ningún caso se estaría realizando un viaje en el tiempo, sino solo una simulación (lo cual ya sabemos que no es lo mismo, desde que nos lo enseñó Meg Ryan). e) La manera en la que se simularía el viaje en el tiempo (mediante teletransporte cuántico) es conocida desde 2005 (¡y hay experimentos realizados desde 2010!). Lo que proponen los autores ahora es una aplicación en el campo de la metrología cuántica. De todo esto, entonces, lo único que me parece interesante es contarles a ustedes, las dos o tres lectoras que todavía clican por aquí, algo que no había explicado hasta ahora: eso de que el teletransporte cuántico puede usarse para simular un viaje hacia atrás en el tiempo. El teletransporte cuántico lo he intentado explicar varias veces, por ejemplo aquí https://cuantoscompletos.weebly.com/blog/no-la-informacion-cuantica-no-viaja-mas-rapido-que-la-luz-ii. Asumiré en adelante que no necesito volver a explicarlo en términos “no técnicos", pero mis lectoras siempre pueden consultar el enlace anterior u otras entradas de este blog. En jerga técnica: supongamos que queremos transmitir el estado de un cúbit A a un cúbit B sin saber cuál es ese estado. Entonces consigo otro cúbit A’ y creo un estado con entrelazamiento cuántico máximo entre A’ y B. Después mido mis dos cubits A y A’ . Tras las medidas, el nuevo estado del cúbit B no es el estado original de A, pero siempre se puede relacionar con el si le mandamos por teléfono el resultado de las medidas a quien tenga el cúbit B. Dependiendo de ese resultado, siempre hay una operación que transforma el cúbit B al estado original del cúbit A, realizando el teletransporte. Ahora bien, como son medidas sobre dos cubits, hay cuatro posibilidades: 00, 01, 10 y 11. En cada uno de esos casos, igualmente probables, hay que hacer una transformación diferente para acabar el teletransporte. Y una cosa curiosa, que es la que nos interesa hoy, es que en uno de los casos, esa operación consiste en no hacer nada. Es decir, el 25% de las veces, el cúbit B ya está en el estado que queremos. Además, resulta que los cúbits A y A’ se quedan, en ese caso, en el estado máximamente entrelazado que originalmente tenían A’ y B. Resumamos y recordemos: al principio teníamos a A en un estado desconocido y a A’-B en un estado máximamente entrelazado, y ahora tenemos a B en ese mismo estado desconocido y a A-A’ en ese mismo estado máximamente entrelazado. Pues bien, a uno de los padres del protocolo de teletransporte cuántico (Charles Bennett) se le ocurrió pensar qué pasaría si en lugar de tener tres cubits como en el párrafo anterior, tuviéramos uno solo al que le da por viajar hacia atrás en el tiempo. Si el cúbit A, en un momento dado vuelve hacia atrás en el tiempo, digamos desde un instante t hasta un instante 0, durante el rato que va desde 0 hasta t tenemos dos copias del cúbit A. Imaginen que el DeLorean de Marty no tiene que moverse del sitio para acelerar hasta 88 millas por hora, sino que la máquina del tiempo se queda en el sitio en el que está. Entonces tendríamos a Marty dentro del DeLorean yendo hacia atrás en el tiempo, mientras hay otro Marty fuera del DeLorean, escapando de los libios, yendo hacia el Delorean etc. Bennett imaginó que el cúbit A’ era el cúbit A yendo hacia atrás en el tiempo (Marty dentro del DeLorean), de manera que las medidas se hacían en algún momento de ese rato entre 0 y t. Por último, imaginemos que cuando el cúbit A’ llega de vuelta al instante t=0, decide hacer algo distinto, y por tanto, ya no entra en el aparato de medida. Es decir, al llegar a t=0, Marty sale del DeLorean y se va corriendo en otra dirección. Por tanto, ahora, entre 0 y t, tenemos tres cubits (y tres Martys): Bennett imaginó que este último sería el cúbit B. ¿Cuál sería el estado final de estos tres cúbits, o sea de estas tres copias del cúbit A creadas por el viaje hacia atrás en el tiempo? Como el cúbit B es como el A en t=0 y después no entra en el aparato de medida, estará en el estado original del cúbit A. Mientras que el A y el A’ sí que entran al aparato de medida antes de t, de manera que acabarán en el estado máximamente entrelazado. O sea, ¡exactamente igual que en el caso del párrafo anterior! Es decir, que si el teletransporte fuera siempre como en el caso en que B no tiene que hacer ninguna operación al final, su resultado sería exactamente igual que el de un viaje hacia atrás en el tiempo. ¡Pero recordemos que eso solo sucede el 25% de las veces que intento hacer teletransporte! Esa es la diferencia con un viaje real en el tiempo: aunque yo fuera capaz de meter el 25% de los tiros que mete Luka Doncic, seguiría sin ser Luka Doncic. Ahora bien, en el campo de la información cuántica es bastante común usar un truco llamado “post-selección”, que consiste en hacer lo mismo que en las discusiones en redes sociales: usar solo los datos que nos convienen y descartar todo lo demás. En este caso, descartamos todas las medidas de A y A’ que no nos dan los resultados que queremos, y nos quedamos solo con los resultados que nos interesan. O sea, como si yo grabara en vídeo todos mis tiros, borrara mi exceso de fallos, e intentará convencer al entrenador de que soy Luka Doncic, enseñándole el vídeo editado. Evidentemente, el truco solo funciona si fingimos ignorar que la mayor parte de lo que ha sucedido en realidad ha sido descartado. Y en eso consiste la simulación de un viaje en el tiempo usando un teletransporte cuántico con post-selección: si miramos solo esa información los resultados serían indistinguibles del viaje en el tiempo descrito más arriba, lo cual puede ser útil dentro del marco de una simulación, pero no conviene olvidar que nos estamos olvidando de la mayor parte de la información. Bennett presentó esta idea en una conferencia en Viena en 2005 (de la que ya tengo la suerte de tener un pdf guardado, ver figura, donde el cúbit 2 es nuestro A, 1 es A’ y 3 es B; se incluye además una operación U que no representa nada en nuestro esquema, ya que sería una posible interacción adicional entre B y A, es decir, un clásico de la ciencia ficción:el viajero en el tiempo intentando cambiar su pasado), y en 2010 se hizo un experimento de teletransporte cuántico con post-selección para simular un viaje hacia atrás en el tiempo y la famosa “paradoja del abuelo” https://journals.aps.org/prl/abstract/10.1103/PhysRevLett.106.040403.
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Ettore Majorana y la última película de Víctor EriceViendo la maravillosa "Cerrar los ojos", no pude evitar pensar varias veces en Ettore Majorana. Imagino que todos los fans de Erice, tras la espera de 30 años, han ido tan rápido como yo a ver ya la película, y que por tanto no hago ningún "spoiler" si digo que trata de la desaparición de un actor, Julio Arenas (grande José Coronado) en medio del rodaje de una película en 1990. Como Majorana, Arenas desaparece sin dejar rastro. Como Majorana, no hay cadáver ni nota de suicidio. Como Majorana, el carácter del personaje permite especular con todas las hipótesis, incluida una desaparición voluntaria para alejarse del mundo. Como Majorana, en fin, mucha gente tiene sus teorías, y un programa televisivo ayuda a que el caso avance después de muchos años.
En la película, Arenas es encontrado finalmente en una residencia llevada por unas monjas, mientras que una de las hipótesis más célebres sobre Majorana (defendida por la familia y asumida por Sciascia en su novela "La desaparición de Majorana") es su posible reclusión en un monasterio. Crucialmente, Arenas ha perdido la memoria (no sabemos si en los acontecimientos que llevaron a su desaparición, nunca aclarados, o más tarde). Lo cual me llevó a plantearme una duda que me parece que nunca se ha considerado seriamente sobre Majorana (a mí, desde luego, no se me había ocurrido antes): ¿y si él también tenía amnesia? ¿Y si Ettore ya no sabía que era Majorana? Cuando conté su historia aquí hace años, di el caso por cerrado, asumiendo las conclusiones de la investigación de la Fiscalía de Roma: Majorana estaba en Venezuela en los años 50, bajo una nueva identidad, la de un tal señor Bini. Sin embargo, ¿hasta qué punto se puede demostrar científicamente que un señor en una foto es el mismo señor que el de una foto de veinte años antes? Además de la foto, parece que otra prueba que se manejó fue una carta del tío de Majorana (el también físico Quirino Majorana) dirigida a un tal W. G. Conklin en 1920 y encontrada en el coche del señor Bini. Como prueba, esta postal casi abre más preguntas que otra cosa, pero no me digan que no es sugerente hacer un paralelismo con la foto que llevaba consigo Julio Arenas en la película... En cualquier caso, poco sabemos de la línea que une a Majorana en 1938 con Bini en 1955. ¿Qué pasó en todos esos años? Profundizar en la investigación de la Fiscalía de Roma requeriría un conocimiento del italiano que no tengo. Por ejemplo, parece que hay un libro "La seconda vita di Majorana" escrito por tres periodistas italianos que se plantaron en Venezuela para documentar esos años de Bini-Majorana. Me gustaría leerlo y ver qué novedades aporta, y si estas son rigurosas y veraces. Me echa para atrás que no haya traducción al español o al inglés... Pero tal vez no haya otro remedio, si queremos saber no ya si Bini era Majorana, sino también si Bini sabía que era Majorana. Qué va, el misterio no es siempre superior a la solución del misterio.Este sábado 16 de septiembre de 2023 Antonio Muñoz Molina dedicaba su tribuna semanal en “El país” a una atinada defensa de la ciencia y el método científico, “De los ceniceros a la taroterapia”, escrita con su precisión habitual. Sería bueno tal vez que este periódico aplicara las ideas ahí expuestas al suplemento cultural “Babelia”, que justo el sábado anterior nos había infligido una página titulada “El mundo elusivo de las partículas”, escrita por Juan Arnau, con la excusa de una reseña sobre tres libros de física cuántica. Al tal Arnau ya lo hemos mencionado otras veces aquí. Es un filósofo autopercibido como experto en filosofías y lenguas orientales, y suele tener a bien usar el Babelia para sus diatribas contra el racionalismo, el método científico, la Ilustración y otros incordios, ya que él es más bien del misticismo, el misterio y tal. Como suele meter la palabreja “cuántica” en sus divagaciones, a partir de la extraña idea que tiene él de la física cuántica, no me sorprende que se sienta cualificado para reseñar tres libros, tres, sobre el asunto. Más raro es que nadie en el suplemento opine lo contrario. Como era de esperar, arranca con la “falacia racionalista” y en camino siempre ascendente no se sonroja al escribir “delirio ilustrado” (este sintagma se le viene a la cabeza ante la descabellada idea de que las leyes de la física sean las mismas en todas partes), enuncia un inexistente teorema de interconexión de Bell según el cual "todo está conectado con todo” (¿no será el teorema de Coelho?), reincide en las habituales metáforas falsas sobre el entrelazamiento cuántico: “las partículas no pueden, no saben, [¡?] llevar una existencia independiente. Si algún día estuvieron en contacto, la memoria de ese encuentro se conserva.” (si se refiere a unos cuantos microsegundos en condiciones especiales de laboratorio, puede que tenga razón), todo ello para hacer espacio a sus astracanadas (“Los fenómenos, como los dioses, son locales, pero la totalidad no lo es.”) y el estrambote final (“La percepción es la luz del mundo. Ella tiene luz propia. Lo demás, los objetos y los sujetos, luz reflejada”) basado en la idea completamente falsa de que el colapso de la función de onda está “suscitado por la percepción de un cuerpo vivo”. Pero lo más revelador no es nada de esto, sino este momento en que no sabemos si estamos leyendo un periódico serio o un meme de Twitter: “Borges lo advirtió: la solución al misterio es siempre inferior al misterio”. Lo que sí nos advirtió Eco es que no confundiéramos al autor de una novela con sus personajes, y aún se lo explicó mejor el inolvidable Fernán Gómez a Pablo Carbonell: Y es que la frase no es de Borges, sino que es una cosa que se le pasa por la cabeza a uno de los personajes del cuento "Abenjacán el Bojarí, muerto en su laberinto”, incluido en “El Aleph”. Aunque aquí más bien el problema sea citar de oídas, o de leídas por WhatsApp. Si el profesor Arnau hubiera leído de verdad esta historia, se daría cuenta de que difícilmente la puede citar como ayuda a la tesis que intenta exponer, sino más bien todo lo contrario. El cuento nos presenta a dos personajes: Dunraven es una especie de poeta que no escribe, o dicho mucho mejor por Borges "se sabía autor de una considerable epopeya que sus contemporáneos casi no podrían escandir y cuyo tema no le había sido aún revelado”, mientras que Unwin es un matemático más solvente que “había publicado un estudio sobre el teorema que Fermat no escribió al margen de una página de Diofanto”. Una noche en Cornwall, Dunraven cuenta con fascinación una supuesta historia en la que un fantasma habría cometido un asesinato en un laberinto. El asunto es para él completamente inexplicable. Unwin lo escucha con un creciente escepticismo y cansancio, y al terminar le dice inmediatamente que la cosa no es que sea inexplicable, sino que es mentira. La explicación de lo realmente sucedido tarda un poco más en llegar, pero Unwin la acaba encontrando igualmente y es entonces cuando:
"Dunraven, versado en obras policiales, pensó que la solución del misterio siempre es inferior al misterio. El misterio participa de lo sobrenatural y aun de lo divino; la solución, del juego de manos. Dijo, para aplazar lo inevitable:[...]” Lo inevitable es la solución del misterio que Dunraven comprende que Unwin ha encontrado. Así que Dunraven prefiere la mentira de una leyenda en la que ha creído mucho tiempo a la realidad, en la que no hay nada sobrenatural ni divino. Hay mucha gente así. Pero si la descripción de los personajes que he puesto más arriba aún dejara alguna duda sobre “de qué lado está” Borges, veamos como se ríe de la oratoria vacua de Dunraven mientras narra su historia: “Los períodos finales, agravados de pausas oratorias, querían ser elocuentes; Unwin adivinó que Dunraven los había emitido muchas veces, con idéntico aplomo y con idéntica ineficacia. Preguntó, para simular interés:[...]” Así que no, no parece que Borges creyera de verdad que el misterio es siempre superior a su solución. Citar sin ton ni son suele delatar al palabrero o al charlatán que necesita vestir sus propias ocurrencias de medio pelo atribuyéndoselas a la autoridad de otro. Si la cita es de Einstein, Borges o Churchill, la alarma salta inmediatamente: las redes sociales nos surten de un repertorio infinito de bobadas falsa o incorrectamente atribuidas a ellos, de manera que uno siempre podrá encontrar alguna que haga juego con sus prejuicios. Uno es perfectamente libre de creer en la superioridad de, digamos, Iker Jiménez (el misterio) sobre Sherlock Holmes (la solución), pero endosarle semejante cosa al pobre Borges está feo. No, las máquinas llamadas Quantum no te dicen el "estado de tus órganos".En agosto hace mucho calor en Madrid, pero hay compensaciones. Por ejemplo, la cantidad de sandeces que publican los periódicos es aún mayor que el resto del año. Veamos, por ejemplo, "El Mundo" del día 15, con una entrevista a la periodista Sonsoles Ónega. En el titular se muestra muy preocupada por la degradación del discurso político, con lo cual procede a elevar el discurso con reflexiones de este alcance:
"También recurro de vez en cuando a la biomedicina y me hago un escáner con una máquina que se llama Quantum, que te dice en qué estado se encuentran tus órganos: hígado, corazón, riñones, que por cierto, tengo dos. Así me lo ha certificado la ecógrafa." No queda claro si le dice también el estado del cerebro, donde igual la máquina detectaría sonido de maracas o canto de grillos, a juzgar por comentarios como éste: "Un día Mar Flores trajo un jersey amarillo y se estropeó la mesa de sonido. Fue catastrófico. Y lo siento por los animalistas, que se enfadan mucho conmigo por esto: si veo un gato negro, aunque vaya conduciendo, tengo que detenerme y abrazar un árbol. Jamás pongo los zapatos en alto, han de estar en el suelo. No abro un paraguas en un lugar cerrado, esto es fundamental." Bien, acuérdense de estas cosas cuando la oigan dar una noticia o analizar la actualidad, pero sobre todo recuerden: no hay tal cosa como "biomedicina", ni "medicina cuántica" (la medicina de verdad no necesita adjetivos ni prefijos). Esas máquinas en las que coges un sensor con la mano y supuestamente te dicen cómo estás, porque han detectado no sé qué frecuencia, son un timo, o si lo prefieren un "biotimo", o una "estafa cuántica". Que se puedan vender estas cosas impunemente es algo que escapa a mi modesto entendimiento, pero si las ven por ahí, simplemente ignórenlas, aunque se lo diga alguien que salga en la tele. Todo lo que usted siempre quiso saber sobre el final de IyC y nunca se atrevió a preguntar. El 24 de enero de 2023 a las 14:17 recibí este insospechado correo electrónico de la directora de "Investigación y Ciencia":
"Asunto: Noticia muy triste... Apreciado Carlos, Lamento mucho comunicarte que el grupo Springer Nature (actual propietario de Prensa Científica), ha decidido cesar repentinamente la publicación de Investigación y Ciencia y Mente y Cerebro. Aducen motivos económicos y estratégicos. Rematan así uno de los mejores proyectos de divulgación científica que ha habido en el mundo hispanohablante. Con ello, desaparecerá también la web y, por tanto, la plataforma SciLogs, que dejará de ser pública el próximo 1 de febrero. Muchísimas gracias por tu [...]" Contesté mostrando mi consternación y ofreciendo mi ayuda, y en un nuevo y breve correo se me pidió que no divulgara nada, ya que la decisión no era pública todavía. Quedé entonces a la espera de que Springer Nature emitiera algún comunicado, o hiciera pública la noticia de alguna manera, para poder despedirme de los lectores. Sin embargo, ese comunicado no llegó nunca. De Springer Nature nunca supimos nada, y la única información adicional que recibimos volvió a llegar de parte de la directora, el 27 de enero de 2023, a las 12:51: "Asunto: SciLogs (últimas informaciones) Apreciadas/os miembros de SciLogs, Estas son las últimas informaciones que nos han llegado:
Gracias por vuestra comprensión. Se despide cordialmente [...]" La hipótesis de que Springer Nature fuera capaz de hacer desaparecer la revista y toda la web no ya sin despedirse, sino sin hacer ningún comentario, me parecía descabellada, pero con el paso de los días se fue haciendo más y más probable. Por las redes circulaban rumores. Lo de la copia de seguridad y la recuperación de mis artículos no me daba mucha confianza, así que en los primeros días de febrero, mientras aún estaba abierto el acceso a la plataforma, me dediqué a descargar todos los archivos fuente de mis entradas, lo cual después me ha permitido resucitar este cuaderno de bitácora aquí. El 9 de febrero no me quedó más remedio que admitir la posibilidad de que efectivamente la web desapareciera sin más "not with a bang, but a whimper", así que decidí despedirme yo mismo de mis dos o tres lectoras, en una nota que redacté apresuradamente y llamé, derrochando imaginación, "Adiós": "Hemos sido informados de la pésima noticia del final de Investigación y Ciencia en cualquier formato, incluida la plataforma SciLogs. Así que, si lo he entendido bien, solo podrán leer esta despedida durante unas horas, ya que mañana, 10 de febrero de 2023, este sitio web ya no será accesible. (Esto es casi como en "Misión: imposible": este mensaje se autodestruirá al terminar de leerlo). Empecé a escribir este cuaderno de bitácora en julio de 2015, a propuesta del gran Ernesto Lozano Tellechea. Hasta entonces apenas me dedicaba a la divulgación científica, más allá de algunas colaboraciones puntuales con la revista para explicar mi trabajo. Ha sido este blog, y la comunicación con vosotros, queridos lectores, lo que ha hecho que en estos ocho años haya ido creciendo mi interés en la comunicación científica, así como mi convencimiento de su necesidad, sobre todo en el caso de la física cuántica. Es triste que todo ese esfuerzo vaya a desaparecer de golpe, pero qué demonios: hicimos un Diccionario, fundamos un Observatorio, convocamos el primer premio Conde de Negroni, y quedó, naturalmente, desierto... Tantas cosas. Lo pasamos muy bien, incluso cuando recibí insultos y amenazas de demanda. A veces me he referido irónicamente a mis lectores como "las dos o tres lectoras que todavían me soportan" y cosas así (chascarrillo que le copié a un famoso columnista). Obviamente, ya sé que sois al menos cuatro, y que es posible que haya algún hombre entre vosotros. Gracias por haber llegado hasta aquí. Me gustaría mantener el contacto con vosotros y poder seguir publicando en algún sitio las cosas que publicaba aquí, pero ahora mismo no sé dónde podría ser. Un abrazo y hasta siempre." (Esta entrada ni me dio tiempo a guardarla, pero he recuperado el texto gracias a que Ernesto subió unos pantallazos a Twitter). El día 10 no pasó nada, pero solo unos días después, no recuerdo exactamente cuál, se produjo ese final de "Misión: imposible". Entre medias, sucedieron cosas interesantes. Por un lado, en ausencia de algo más sólido, mi humilde despedida se convirtió en una especie de comunicado oficial del cierre de la web, con lo cual algunos internautas me pedían responsabilidades y explicaciones. Por otro lado, un número sorprendente de personas usó los comentarios de mi entrada de blog para expresar sus sentimientos sobre el final de Investigación y Ciencia y para explicar lo que la revista había significado en su vida. Aquello fue emocionante. Todo esos comentarios se han perdido "como lágrimas en la lluvia". Pero la lluvia la puso Springer Nature. Finalmente llegó este extraño comunicado, lo único que se puede leer ahora mismo si intentas acceder a cualquier noticia o artículo de Investigación y Ciencia. Empieza así: "Estimados lectores y suscriptores, les informamos de que las actividades editoriales de Investigación y Ciencia cesarán a partir del 31/01/2023. La decisión, muy dura para nosotros, se ha tomado ante el empeoramiento de las condiciones económicas." [...] Muy bien, pero ¿quiénes son "nosotros"? ¿Quiénes "les informamos"? El comunicado no lleva firma, así que nadie asume la responsabilidad. Peor aún, la ambigüedad hace que el lector pueda pensar que la nota está escrita por el equipo editorial de la revista, es decir, no por los responsables de la decisión, sino por sus primeras víctimas. Y así partió definitivamente el avión de Investigación y Ciencia, con Ilsa dentro. ¿Metrología cuántica en "El buen patrón"? Colaboración especial entre el Observatorio de Metáforas y el Diccionario de Física Cuántica. |
AutorCarlos Sabín. Investigador Ramón y Cajal en el Departamento de Física Teórica de la Universidad Autónoma de Madrid. Desde 2015 hasta 2022 escribí el blog "Cuantos Completos" en la plataforma SciLogs de la revista "Investigación y Ciencia". Autor de "Verdades y mentiras de la física cuántica" amzn.to/3b4z1MO y "Física cuántica y relativista: más allá de nuestros sentidos" http://shorturl.at/bdLN0 Archivos
February 2024
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