No, no estamos ni cerca ni lejos de teletransportar personas.Hace poco, me llegó un correo electrónico con un enlace a una entrevista de Alberto Casas en uno de esos sitios de chascarrillos digitales con los que mi generación cree que puede sustituir la lectura de periódicos. El titular era: "teletransportamos átomos, pero estamos muy lejos de lograrlo con personas". Es una frase que he oído o leído muchas veces. A pesar de toda la buena intención de ser realista, el efecto en el lector no experto en información cuántica es evidente: el teletransporte cuántico es un primer paso en la dirección de teletransportar personas, que de momento es muy difícil, pero todo se andará. Las ciencias avanzan que es una barbaridad, los ordenadores empezaron ocupando una habitación y ahora etc. Además, como no hay nada que guste más a un español que fantasear con la desaparición física de sus adversarios, estas reflexiones suelen ir acompañadas de listas explícitas o implícitas de personas con las que experimentar. Pues bien, siento decepcionar a los comisarios políticos, pero tendrán que seguir usando métodos más clásicos, qué sé yo, un piolet, el polonio o tal vez la hoguera, la hoguera, la hoguera, que cantaba Krahe. Lo cierto es que el teletransporte cuántico no hace que estemos ni más cerca ni más lejos del teletransporte de personas, de la misma forma que viajar de Madrid a Nueva York ni me acerca ni me aleja de un universo paralelo. Me gusta mucho recordar la película de Cronenberg "La mosca" cuando hablamos de teletransporte. En ella queda muy claro qué cosa sería el teletransporte de una persona. El personaje de Jeff Goldblum tiene dos cabinas cerradas, se introduce en una de ellas y acaba apareciendo en la otra. El sistema es descrito como un desintegrador/reintegrador o algo así. Es decir, que uno se deconstruye como una tortilla de patatas en el Bulli, y se reconstruye en otro lugar, como los Brooklyn Nets. En la primera cabina hay algo al principio (Jeff Godlblum) y nada al final. En la segunda cabina no hay nada al principio y sí algo al final (Jeff Goldblum). El teletransporte cuántico no tiene absolutamente nada que ver con esto: la materia no desaparece en un sitio y aparece en otro sitio. Lo que se "transporta" (es un decir) es el llamado "estado cuántico" del sistema, que normalmente es un bit cuántico o cúbit. Si ya están familiarizados con este concepto, sabrán que me refiero a los numeritos a y b que me dan la información sobre cuál es la probabilidad de que el cúbit esté en cada uno de sus dos estados, así como las interferencias entre ellos (a 0 + b 1). Entonces, veamos:
(Publicado originalmente en SciLogs el 17/11/2022).
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AutorCarlos Sabín. Investigador Ramón y Cajal en el Departamento de Física Teórica de la Universidad Autónoma de Madrid. Desde 2015 hasta 2022 escribí el blog "Cuantos Completos" en la plataforma SciLogs de la revista "Investigación y Ciencia". Autor de "Verdades y mentiras de la física cuántica" amzn.to/3b4z1MO y "Física cuántica y relativista: más allá de nuestros sentidos" http://shorturl.at/bdLN0 Archivos
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