No, la física cuántica no cura... y menos a distancia.Ya habrán leído ustedes que Einstein «no creía» en la física cuántica. Lo que tal vez no hayan pensado tanto es que murió en 1955, cuando eso era todavía una posibilidad. Ahora mismo, tras las montañas de experimentos basados en la violación de las desigualdades de Bell, la física cuántica no es una cuestión de fe, sino de respetar la verdad científica. Negar hoy la física cuántica le colocaría a uno en el mismo saco (o uno peor) que los que niegan el calentamiento global o los que creen que las vacunas causan autismo y los transgénicos cáncer. Por eso resulta tan injusto seguir insistiendo en que Einstein se equivocaba en esto (como leemos una y otra vez en tantos titulares de prensa cada vez que aparece un nuevo experimento confirmando las predicciones cuánticas): sencillamente, Don Alberto no tenía la misma información que tenemos ahora y no sabemos cuál sería su actitud en la actualidad. Sin embargo, los divulgadores tendemos a seguir tirando de sus frases de entonces, ya convertidas en clichés obsoletos como lo de que "Dios no juega a los dados" (cuando todo parece indicar que es adicto al póquer) o lo de la célebre "spooky action at a distance" (digamos "acción a distancia que da miedo", a falta de una mejor traducción para spooky), con la que Einstein se refería al entrelazamiento cuántico. Hoy sabemos con certeza que no hay ninguna acción a distancia implicada en este fenómeno, pero la frase sigue dando vueltas a la red sin ningún control, mezclada con el batiburrillo habitual en estos temas, tan lleno de gatos y mundos paralelos. Como hemos dicho otras veces, ése es el problema de las palabras: una vez que las sueltas, ya no te pertenecen, y pueden acabar en manos de cualquiera... Y esto no sería tan grave, si no hubiera tantos desaprensivos sin escrúpulos. Vean, por ejemplo, este sitio, uno de los muchos dedicados a la estafa de las pseudoterapias "cuánticas"; en este caso concreto, la llamada "terapia SAAMA". Esta paparrucha se la debemos a un Veturián Arana, quien, cansado de evacuar libros de poemas y fotografía, decidió un día crear una terapia que tuviera las características que a él le parecieron más oportunas, como él mismo dice sin demasiado rubor en su sitio web. Algunas de esas características son, abróchense los cinturones: "2- Que se pudiera aprender en un fin de semana y no en meses o años. 3- Que no fuera necesario tener conocimientos previos, solo saber leer." Naturalmente, que uno tenga que estar años estudiando para poder curar a los demás es una cosa pesadísima, y cuando uno llega a cierta edad, la cosa debe de dar pereza. Así, como nos explica su feligrés y nada menos que "terapueta SAAMA 2.0" Ignacio de la Cuesta, estamos ante una "técnica de sanación bioenergética y cuántica de gran poder". Por supuesto, aquí pueden ver una nueva aplicación del "test de Shaw" del que hablé hace poco, pero también de otra propiedad común de las estafas pseudocientíficas, que llamaremos "conmutativa". Efectivamente, si cambiamos "bioenergética y cuántica" por "biocuántica y energética" e incluso "biocuantoenergética", esta frase sigue significando lo mismo (o sea, nada). Pero resulta que la cosa lo mismo vale para un roto que para un descosido, porque "con SAAMA se puede mejorar cualquier cuestión relacionada con la salud", y además vale para niños, ancianos, mascotas e incluso ¡lugares! Justificar esta última característica naturalmente plantea el problema de que la terapia tiene que funcionar "a distancia" e incluso sin que el sujeto (que puede ser un lindo gatito o la cocina de usted) se entere. ¿Y esto último cómo se puede justificar? Pues claro, hombre, ¡con la física cuántica! Al fin y al cabo, en la física cuántica hay acción a distancia, ¿no? Lo decía Einstein y tal, ¿vale? Pues miren, no. En la física cuántica no hay ningún mecanismo de acción a distancia, así que ¿por qué no se buscan otra cosa para justificar sus timos? O mejor aún, ¿por qué no dejan de engañar a la gente? ¿No se dan cuenta de que si le dicen a la gente que se va a curar de cualquier cosa ("cualquier cuestión relacionada con la salud": incluido el cáncer, ¿verdad?) con sus métodos, y les creen, la gente podría abandonar el tratamiento que sí podría curarles? Ustedes sí que son "spooky", ustedes sí que dan miedo. (Publicado originalmente en SciLogs el 12/11/18).
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AutorCarlos Sabín. Investigador Ramón y Cajal en el Departamento de Física Teórica de la Universidad Autónoma de Madrid. Desde 2015 hasta 2022 escribí el blog "Cuantos Completos" en la plataforma SciLogs de la revista "Investigación y Ciencia". Autor de "Verdades y mentiras de la física cuántica" amzn.to/3b4z1MO y "Física cuántica y relativista: más allá de nuestros sentidos" http://shorturl.at/bdLN0 Archivos
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