No, el "coaching cuántico" no existe.María Lobo es "coach". El problema es que dice practicar "el coaching cuántico" o "quántico" (al parecer, se aplica aquí una misteriosa simetría "q-c". Por favor, no confundir con Quantico, Virginia, que bastante lioso es esto ya). No es la única, claro, pero parece ser una de las que más seguidores tiene. Aplicando la "doctrina Shaw" que tantas veces hemos explicado aquí, la cosa consiste en añadir la palabreja de marras a todo, y a correr. Por ejemplo, así:
"EL PARADIGMA QUÁNTICO POR MARÍA LOBOLa perspectiva, visión o paradigma quántico es la elevación y ampliación de todo nuestro espectro existencial: físico, mental, espiritual, social, laboral, emocional, sexual y sentimental para aflorar, visibilizar, aprovechar y descubrir todas nuestra qualidades o estados quálicos y sentidos o sensores visibles y ocultos, aumentando así nuestro potencial humano, nuestra vibración y pureza sensorial, enlazando y entrelazando la realidad, la identidad, la conciencia, la consciencia, llegando así a la alquimia de la Auto Referencia que lleva o carga un fluido vital propio: Ser – Humano integral. Es decir coordinar y sincronizar nuestras sensibilidades." ¿Está claro, no? Por si alguien se pregunta qué pinta la palabra "cuántico" aquí, la única justificación física (es un decir) que encontramos es la siguiente: "Gracias a la famosa ecuación de Einstein, sabemos que la materia es energía, pero nuestros sentidos físicos son limitados y no pueden captar el carácter energético de la materia. E=mc2" Por supuesto, ese 2 debería aparecer como superíndice, pero eso es lo de menos. La cosa tiene su gracia, ya que imagino que a estas alturas todo el mundo sabe (aunque solo sea por haber visto el "Oppenheimer" de Nolan) que Einstein nunca creyó en la teoría cuántica como una descripción fundamental de la naturaleza, y de hecho se convirtió en su principal opositor (el tiempo y los experimentos demostraron su error después de su muerte). Pero, además, no, esa ecuación de Einstein no dice que la materia "es" energía. La materia tiene una masa m, y por el hecho de tener una masa, tiene una cierta cantidad de energía, dada por esa fórmula. Eso no quiere decir que la materia sea energía y que, por tanto, no exista la materia como tal. Si estudiaron algo de Física en el Instituto, recordaran que en los capítulos más elementales (nada de Einstein ni de cuántica), ya nos contaron que si sujeto una pelota de baloncesto de masa m a una cierta altura h, la pelota tiene una energía potencial gravitatoria E= m g h (g es la aceleración de la gravedad cerca de la superficie terrestre). A nadie se le ocurrió entonces pensar que esa fórmula dice que la materia es energía. Si dejo caer la pelota la energía potencial gravitatoria disminuye al disminuir la altura, pero como la pelota se va acelerando por la gravedad (es decir, va ganando velocidad) esa pérdida de energía se compensa exactamente con una ganancia de energía cinética, de manera que al llegar al suelo, toda la energía es E = 1/2 m v2 (este 2 también es un superíndice, claro). Pero tampoco esa fórmula significa que la masa sea energía: la pelota sigue teniendo su masa y sigue siendo una pelota. El hecho de que c (la velocidad de la luz en el vacío) sea una constante muestra una suerte de equivalencia entre masa y energía, en el sentido de que, por el mero hecho de tener una masa m, la materia siempre tendrá energía (independientemente de su altura en un campo gravitatorio o su velocidad). Pero eso no convierte a la masa m en energía, sin más. De hecho, Einstein llegó a su célebre fórmula por el camino contrario: los fotones (partículas de luz) no tienen masa, pero se dio cuenta de que, por consideraciones de conservación de energía, deberían tener algo así como una masa equivalente a la cantidad de energía cinética que llevan. (Esto lo cuento con más detalle en mi libro "Física cuántica y relativista: más allá de nuestros sentidos"). Así que todo el fundamento del supuesto "coaching cuántico" se reduce a malinterpretar unos resultados que no tienen nada que ver con la física cuántica, ya que esa célebre fórmula se relaciona más bien con la teoría de la relatividad, y de hecho pertenecen a una persona que dedicó parte de su vida a intentar demostrar que la física cuántica no era una descripción completa de la naturaleza. No es extraño entonces que, en uno de sus últimos vídeos, Coach Lobo se tome la libertad de escribirle nada menos que una carta abierta al pobre Einstein: "Mi querido Albert Einstein, en honor y continuidad a tus grandes aportes y tu preciosa exposición del AMOR como fuerza Universal en la carta que escribiste a tu desconocida hija Lieserl…ahora sí sabemos cómo producir esta FUERZA…SÍ es posible identificarla y conocerla…yo no pude esperar a que la comunidad científica lo demostrara…durante muchos años desarrollé todo un Sistema que da explicación a algo tan inexplicable como es esa fuerza que tan bellamente describiste…EL AMOR….y a través de su entendimiento…cómo generarla y utilizarla con toda su potencia en este Mundo…como tú tan sabiamente ya apuntaste: ”ES IMPRESCINDIBLE UTILIZAR ESTA FUERZA, pues es la más poderosa que existe, porque no tiene límites. Tras el fracaso de la humanidad en el uso y control de las demás fuerzas del Universo que se han vuelto contra nosotros, ES URGENTE QUE NOS ALIMENTEMOS DE OTRA CLASE DE ENERGÍA, si queremos que nuestra especie sobreviva”" Se ve que a Einstein hay que hablarle con mayúsculas de vez en cuando, por si acaso. Pero un momento, ¿de verdad estamos seguros de que él escribiera estas simplezas a medio camino entre una clase de catequesis y las frases de los azucarillos Lútor? ¿No será una de esas patochadas que se le atribuyen sin ninguna base en los grupos de Whatsapp de padres de alumnos del curso de flauta travesera? Pues eso parece (sigan el enlace para ver las pruebas, por favor). ¿Qué pena, no?
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Un curso de verano muy poco recomendable Eulalia Valldosera es "artista y medium". Según su propio diagnóstico "ve con los ojos cerrados y escucha voces fluir desde otras dimensiones". Esto no le impide afirmar que no sólo hace arte, sino también "sanación de personas y espacios", ya que el propósito de su arte no es otro que "sanar miedos que de antiguo asolan a la humanidad", ni más ni menos. Tal vez esto explique la descripción de su trabajo: "se articula en torno al fenómeno lumínico y sigo enfocada en este fenómeno perceptivo -que en su aspecto físico penetra el psíquico". O dicho en el lenguaje poético que recomendaba Mairena: "hago cosas con luz". Les ahorro el resto, porque se lo pueden imaginar: el "cambio de paradigma", la falsa cita de Borges, el abuso de terminología científica, la vaga alusión a falsos efectos sobre la salud, culminando en unos balbuceos sobre lo difícil que es ponerle una etiqueta a su profesión:
"artista? canalizadora? sanadora? escritora? poeta? chamana? visionaria? artesana? curadora? actora? … tal vez curatriz, o curactriz?…corresponsal del matriz!" donde vemos claramente su acusada vena literaria, que la sitúa en algún lugar del camino que separa a James Joyce de Paulo Coelho. Esta especie de aprendiz de profesora Trelawney lo tendría difícil para entrar en Hogwarts, pero en cambio ha encontrado cobijo en la Universidad Complutense de Madrid, gracias a la colaboración del Dr. Ricardo Horcajada González, quien le ha organizado el siguiente curso de verano: "Dibujo y energía. Arte, mística y cuántica: teorías y prácticas", con el que sin duda se cubren de gloria él y la institución. El curso estaría dirigido a: "Personas que tienen, o no, el hábito aprendido del dibujo, ya que su desarrollo es aplicable a toda disciplina que necesite visualización y una mente proyectual. Una metodología diseñada para desarrollar nuestro potencial intuitivo y aplicarlo al propio crecimiento vital, profesional, tanto en la esfera artística como en la analítica, en pos de una comprensión de la vía mística como herramienta integradora de las artes que propicia soluciones con los temas vitales que se nos plantea actualmente el colectivo." Ya ven, está dirigido a cualquiera que pague. Entre sus objetivos tenemos: "Un viaje individual y colectivo planteado como un rescate de nuestra esfera intuitiva que a menudo vive distorsionada bajo programas, creencias o traumas. La práctica del dibujo, el conocimiento de las fuerzas del color, contribuyen a desvelar nuestras pautas de comportamiento ante el espacio del papel y de la vida. Se compartirán una serie de herramientas, visibles e invisibles, para entrar en contacto con nuestro cuerpo energético o vibratorio, con los saberes de la mística y sus paralelos en el lenguaje de la física de partículas." Pero como igual no colaba esto de mencionar la física de partículas en un curso de dibujo, hay que aplicar la "doctrina Shaw" y meter explícitamente la palabra cuántica, con la imprescindible ayuda del calzador: "Aplicaremos los principios de la física cuántica para entender la interdimensionalidad y aprender a acceder a las diversas voces que acunan nuestros procesos vitales básicos. Nos acercaremos a la naturaleza practicando al aire libre y estudiaremos las experiencias de artistas y sanadores que han cultivado las artes visuales en sus respectivos campos entrelazados, aprendiendo, junto a ellos, a dirigir los propios procesos internos, con el fin de que cada uno acceda a sus verdaderos dones o capacidades únicas." A lo mejor todo este mejunje todavía no le ha convencido a usted para pasar por caja. Es preciso engañar abiertamente y aludir explícitamente a los falsos efectos beneficiosos que esto tendrá sobre su salud: "Arte y sanación van de la mano en este espacio pensado para todo tipo de profesionales: somos seres creativos, sean cuales sean nuestros objetivos y las formas que elegimos." Un punto a favor es que el programa no parece muy duro, o tal vez sí, dependiendo de lo que sea el "anclaje de la burbuja energética", o lo doloroso que pueda resultar la "apertura y cierre de nuestra aura para su reprogramación". Pero imagino que esto se puede compensar con la imprescindible sesión de meditación de cada día y las no menos imprescindibles salidas al monte para las "prácticas energéticas con el ser del árbol" y al monasterio de El Escorial, que lo bueno es que pilla cerca. Hasta estoy tentado de acudir a ver exactamente de qué va la charla "La cuántica y sus aplicaciones intencionales mediante la visualización", que tiene una pinta sublime. ¡Qué vergüenza, mi querida "Complu"! ¿Servirá este desastre para que alguien revise mejor los contenidos de los cursos de verano la próxima vez? (Publicado originalmente en SciLogs el 22/06/2018). Sobre una noticia y un libro recientes.El Colegio de Físicos me remite una "noticia" aparecida recientemente en La Vanguardia, al menos en su versión digital, dentro de la sección "Negocios y tendencias". La cosa lleva por título "Marketing cuántico para entender al nuevo consumidor" y se hace eco de un libro recientemente publicado, cuyo autor es Josep Alet y que lleva por título "Poder cuántico para ganar más en los negocios". El Colegio sugiere que el asunto podría ser material para el próximo informe del Observatorio de metáforas sobre física cuántica. Esto me llevó a covocar una reunión extraordinaria del Consejo Rector del Observatorio, formado en la actualidad por el Conde de Negroni y yo mismo. Tras una acalorada reunión, el Observatorio ha decidido remitir toda la información al Departamento Shaw: mientras que el Observatorio se ocupa del uso, irritante en extremo pero por lo demás inofensivo, de imágenes traídas por los pelos en prensa, libros y cultura popular, el Departamento Shaw se encarga de combatir el abuso de la "doctrina Shaw" con ánimo de lucro: ya saben, la costumbre de añadir el sintagma "cuántico/a" a cualquier disciplina con la intención de dotarla de una apariencia de prestigio que le haga a usted más susceptible de ceder sus datos bancarios (por ejemplo, "aromaterapia cuántica", "coaching cuántico"). Así, nos informa La Vanguardia de que estamos ante "un libro que trata de trazar estrategias en la denominada nueva normalidad y que lleva al mundo del mercado las teorías elaboradas por la pareja estadounidense formada por Ian Marshall y Danah Zohar, autora de The Quantum Leader: A Revolution in Business Thinking and Practice (Prometheus Books), la obra que fijó esta línea de investigación." Se ve que Marshall y Zohar se adelantaron unos cuantos años a la "nueva normalidad" ya que escribieron ese libro en 2016. Más aún, Zohar ya había escrito en los años 90 The Quantum Self y el dúo Zohar-Marshall The Quantum Society. No sé, llámenme loco, pero ¿no empiezan a ver un patrón en los títulos? Sigue ilustrándonos Ramón Álvarez, en La Vanguardia con: "La gestión cuántica, como su correlato en el marketing, no es sino la traslación de las leyes de la mecánica cuántica a un ámbito social como el de los negocios, donde la realidad es cada día más compleja y donde solo sistemas de análisis complejos que superan la lógica binaria como los de la física de las partículas pueden aprehender mejor esa complejidad." Vaya, me parece que es justo al revés. Veamos: la física cuántica puede describir la física de las partículas elementales. A medida que aumentamos en complejidad, es decir, en número de partículas, la cosa se hace cada vez más complicada y requiere de condiciones cada vez más sofisticadas de laboratorio. Cuando llegamos al nivel de la física macroscópica y no digamos ya al "ámbito social" la física cuántica ya no tiene absolutamente nada que decir. Pero bueno, largar "lógica binaria" y "aprehender" queda bien, aunque no signifique nada. Continúa el artículo entrecomillando al autor del libro: "Tanto el management como especialmente el marketing han ido abandonando la racionalidad y adentrándose en el ámbito relacional y entendiendo que muchas de las decisiones que tomamos habitualmente son irracionales y que argumentar mejor que los demás no nos garantiza tener más éxito." ¡Se agradece la sinceridad! Está claro que el autor ha tomado nota. "El marketing cuántico nos da las herramientas para entender esta nueva realidad que se fundamenta más en las relaciones que en el individuo en sí, para movernos en la actual indefinición, sin evidencias claras; para anticiparnos a ese pequeño detalle que puede definir un acción en un momento determinado, pero que en otro momento será otro; para saber cómo analizar el big data...”, explica Alet." Pero si no hay evidencias, ni racionalidad y todo está indefinido, ¿qué demonios vamos a analizar? No se preocupen, que viene la solución (vayan buscando la tarjeta de crédito): "Para ello, los principios fundamentales de la mecánica cuántica resultan útiles y efectivos. Cinco principios –cuantificación, indeterminación, incertidumbre, superposición y entrelazamiento– que el autor lleva a la empresa y al mercado para construir un novedoso modelo." Todo bien, pero es que en la empresa y en el mercado las variables no están cuantizadas, ni hay funciones de onda (y por tanto no hay superposición ni entrelazamiento) y la indeterminación y la incertidumbre vienen precisamente de que todo es tan complejo y con tantas variables, que no hay nada que la física cuántica (ni tampoco gran cosa la física clásica, por cierto) tenga que ver al respecto. “El marketing debe evolucionar para ser efectivo”, señala Alet, ¡Qué duda cabe! "quien pone como objetivo tratar de saber por qué un comprador cambia de opinión entre en un 50 % y un 60 % de las ocasiones en las mismas circunstancias en las que el mismo comprador considera imposible, refiriéndose a terceros, que más de un 10 % pueda cambiar de criterio." ¡Loable objetivo! Pues nada, intentemos resolverlo con la ecuación de Schrödinger, ya que eso es en realidad en lo que consiste la física cuántica. Ah, no, que la cosa no va de eso, sino de crear unos cuantos neologismos innecesarios más: "El reto es elaborar campañas que den respuesta efectiva a las necesidades de cada cliente en cada momento mediante un modelo ya definido por Zohar donde conceptos como la relación sustituye a la transacción, el ecosistema al sector y donde el consumidor o el comprador se convierten, respectivamente, en prosumidor (productor y consumidor al mismo tiempo del producto o servicio) y en cocreador (comprador y creador)." Aquí recomiendo aplicar la propiedad conmutativa: ¿cambia algo si en lugar de prosumidor escribirmos consuctor y en lugar de cocreador, compador? Nada en absoluto, ¿verdad? Bueno, el artículo de La Vanguardia ya se está acabando, pero ¿no echan algo de menos? Todavía nadie ha dicho "holístico" ¿no?. Pues ahí lo tienen: "En esta misma línea, la concepción de la empresa y la estrategia empresarial parten desde esta óptica de una visión holística, donde el todo es más que la suma de las partes y las dinámicas internas son las que acaban definiendo y enriqueciendo la compañía." Y así termina, y también terminamos nosotros, hasta la próxima reunión con el conde de Negroni. (Publicado originalmente en SciLogs el 02/12/20).
A pesar de lo que se dice en algunos foros, la física cuántica no sirve para explicar los mecanismos imaginarios de la homeopatía. De la misma forma que el patriotismo es el último refugio de los canallas, como comprobamos cada día, así también la palabra "cuántica" es el último refugio de los charlatanes, fenómeno que en estos cuantos completos hemos venido llamando "doctrina Shaw". Tras décadas intentando encontrar algún efecto más allá del placebo, y al mismo tiempo un mecanismo teórico sobre el que apoyar sus principios pre-científicos, no es extraño que la floreciente industria homeopática haya terminado llegando a las siempre atractivas aguas de la teoría cuántica. A esto ayuda, claro, una determinada manera sensacionalista de divulgar la física cuántica, que la presenta como llena de cosas "maravillosas", "extraordinarias" y (redoble de tambores) "misteriosas". Muchos charlatanes ven entonces el cielo abierto, ante una especie de "cajón de sastre" en el que parece que vale todo, ya que nada se entiende y todo parece magia. Así, resulta que en noviembre de 2016, el negocio homeopático se reivindicó a sí mismo en un aquelarre que se dio en llamar VII Congreso Nacional de Homeopatía y se celebró en San Sebastián. Tras el evento se excretaron dos vídeos con el impresentable título de "Física Cuántica explica la homeopatía", a cuya difusión no quiero contribuir. Baste decir que absolutamente todo lo que se dice en ellos es mentira. Desmontar estas mentiras una por una sería un trabajo interesante pero muy largo, así que podemos resumir con lo siguiente: no se conoce ningún efecto cuántico, ni ninguna propiedad cuántica, que pueda sobrevivir durante ¿meses?, ¿años? a temperatura ambiente en el agua con azúcar de la pastilla homeopática, que espera en la farmacia a que usted esté dispuesto a tirar su dinero comprando un placebo. A pesar de esto, en el vídeo aparecen dos académicos: el profesor Marc Henry, de la Universidad de Estrasburgo, y el premio Nobel de Medicina Luc Montagnier, descubridor del virus VIH. Hay que decir que ninguno de los dos es experto en los temas de los que habla en el vídeo, ni ha adquirido prestigio por desarrollar su investigación en el (por los demás, inexistente) área de efectos cuánticos en agua. Lo de llevar a un Premio Nobel siempre queda muy bien pero, claro, un premio Nobel de Medicina pontificando sobre física cuántica tiene, en principio, tanta autoridad como, digamos, uno de la Paz hablando sobre el Ulises de Joyce, o uno de Literatura (digamos, Bob Dylan) hablando de economía (esto último seguro que ha ocurrido alguna vez). De la misma forma que la indignación moral es el mecanismo por el cual el idiota se dota de dignidad (frase que a Tom Wolfe le gustaba atribuir a McLuhan), así también la pseudociencia intenta dotarse de dignidad emulando los usos y costumbres de la ciencia. Por ejemplo, las publicaciones. Montaigner ha publicado sus inverosímiles e irreplicables resultados en la ignota revista "Interdisciplinary Sciences: Computational Life Sciences". Todo aparentemente bien, pero si abrimos el artículo nos enteramos de que fue enviado el 3 de enero, revisado el 5 de enero y ¡publicado el 6 de enero! Así que todo el proceso editorial y de revisón por pares (¿tal vez se omitió esta última minucia?) duró tres días. Para que se hagan una idea, mi último artículo publicado fue enviado el 4 de enero y publicado el 27 de septiembre, tras varias rondas de revisión por pares y sus correspondientes modificaciones. Claro que, en mi caso, no soy el presidente del Consejo Editorial de Physical Review, mientras que Montaigner sí lo es de la revista mencionada antes. Casualidad, sin duda, y cualquier día de estos alguien conseguirá reproducir sus resultados. Mientras tanto, mejor hagan ustedes caso de los estudios serios, no tiren su dinero, y dejen la doctrina Shaw para otro día. Les va la vida en ello. (Publicado originalmente en SciLogs el 21/10/2017).
Un método necesario (pero no suficiente) para detectar tonterías. |
AutorCarlos Sabín. Investigador Ramón y Cajal en el Departamento de Física Teórica de la Universidad Autónoma de Madrid. Desde 2015 hasta 2022 escribí el blog "Cuantos Completos" en la plataforma SciLogs de la revista "Investigación y Ciencia". Autor de "Verdades y mentiras de la física cuántica" amzn.to/3b4z1MO y "Física cuántica y relativista: más allá de nuestros sentidos" http://shorturl.at/bdLN0 Archivos
February 2024
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