Sobre una noticia y un libro recientes.El Colegio de Físicos me remite una "noticia" aparecida recientemente en La Vanguardia, al menos en su versión digital, dentro de la sección "Negocios y tendencias". La cosa lleva por título "Marketing cuántico para entender al nuevo consumidor" y se hace eco de un libro recientemente publicado, cuyo autor es Josep Alet y que lleva por título "Poder cuántico para ganar más en los negocios". El Colegio sugiere que el asunto podría ser material para el próximo informe del Observatorio de metáforas sobre física cuántica. Esto me llevó a covocar una reunión extraordinaria del Consejo Rector del Observatorio, formado en la actualidad por el Conde de Negroni y yo mismo. Tras una acalorada reunión, el Observatorio ha decidido remitir toda la información al Departamento Shaw: mientras que el Observatorio se ocupa del uso, irritante en extremo pero por lo demás inofensivo, de imágenes traídas por los pelos en prensa, libros y cultura popular, el Departamento Shaw se encarga de combatir el abuso de la "doctrina Shaw" con ánimo de lucro: ya saben, la costumbre de añadir el sintagma "cuántico/a" a cualquier disciplina con la intención de dotarla de una apariencia de prestigio que le haga a usted más susceptible de ceder sus datos bancarios (por ejemplo, "aromaterapia cuántica", "coaching cuántico"). Así, nos informa La Vanguardia de que estamos ante "un libro que trata de trazar estrategias en la denominada nueva normalidad y que lleva al mundo del mercado las teorías elaboradas por la pareja estadounidense formada por Ian Marshall y Danah Zohar, autora de The Quantum Leader: A Revolution in Business Thinking and Practice (Prometheus Books), la obra que fijó esta línea de investigación." Se ve que Marshall y Zohar se adelantaron unos cuantos años a la "nueva normalidad" ya que escribieron ese libro en 2016. Más aún, Zohar ya había escrito en los años 90 The Quantum Self y el dúo Zohar-Marshall The Quantum Society. No sé, llámenme loco, pero ¿no empiezan a ver un patrón en los títulos? Sigue ilustrándonos Ramón Álvarez, en La Vanguardia con: "La gestión cuántica, como su correlato en el marketing, no es sino la traslación de las leyes de la mecánica cuántica a un ámbito social como el de los negocios, donde la realidad es cada día más compleja y donde solo sistemas de análisis complejos que superan la lógica binaria como los de la física de las partículas pueden aprehender mejor esa complejidad." Vaya, me parece que es justo al revés. Veamos: la física cuántica puede describir la física de las partículas elementales. A medida que aumentamos en complejidad, es decir, en número de partículas, la cosa se hace cada vez más complicada y requiere de condiciones cada vez más sofisticadas de laboratorio. Cuando llegamos al nivel de la física macroscópica y no digamos ya al "ámbito social" la física cuántica ya no tiene absolutamente nada que decir. Pero bueno, largar "lógica binaria" y "aprehender" queda bien, aunque no signifique nada. Continúa el artículo entrecomillando al autor del libro: "Tanto el management como especialmente el marketing han ido abandonando la racionalidad y adentrándose en el ámbito relacional y entendiendo que muchas de las decisiones que tomamos habitualmente son irracionales y que argumentar mejor que los demás no nos garantiza tener más éxito." ¡Se agradece la sinceridad! Está claro que el autor ha tomado nota. "El marketing cuántico nos da las herramientas para entender esta nueva realidad que se fundamenta más en las relaciones que en el individuo en sí, para movernos en la actual indefinición, sin evidencias claras; para anticiparnos a ese pequeño detalle que puede definir un acción en un momento determinado, pero que en otro momento será otro; para saber cómo analizar el big data...”, explica Alet." Pero si no hay evidencias, ni racionalidad y todo está indefinido, ¿qué demonios vamos a analizar? No se preocupen, que viene la solución (vayan buscando la tarjeta de crédito): "Para ello, los principios fundamentales de la mecánica cuántica resultan útiles y efectivos. Cinco principios –cuantificación, indeterminación, incertidumbre, superposición y entrelazamiento– que el autor lleva a la empresa y al mercado para construir un novedoso modelo." Todo bien, pero es que en la empresa y en el mercado las variables no están cuantizadas, ni hay funciones de onda (y por tanto no hay superposición ni entrelazamiento) y la indeterminación y la incertidumbre vienen precisamente de que todo es tan complejo y con tantas variables, que no hay nada que la física cuántica (ni tampoco gran cosa la física clásica, por cierto) tenga que ver al respecto. “El marketing debe evolucionar para ser efectivo”, señala Alet, ¡Qué duda cabe! "quien pone como objetivo tratar de saber por qué un comprador cambia de opinión entre en un 50 % y un 60 % de las ocasiones en las mismas circunstancias en las que el mismo comprador considera imposible, refiriéndose a terceros, que más de un 10 % pueda cambiar de criterio." ¡Loable objetivo! Pues nada, intentemos resolverlo con la ecuación de Schrödinger, ya que eso es en realidad en lo que consiste la física cuántica. Ah, no, que la cosa no va de eso, sino de crear unos cuantos neologismos innecesarios más: "El reto es elaborar campañas que den respuesta efectiva a las necesidades de cada cliente en cada momento mediante un modelo ya definido por Zohar donde conceptos como la relación sustituye a la transacción, el ecosistema al sector y donde el consumidor o el comprador se convierten, respectivamente, en prosumidor (productor y consumidor al mismo tiempo del producto o servicio) y en cocreador (comprador y creador)." Aquí recomiendo aplicar la propiedad conmutativa: ¿cambia algo si en lugar de prosumidor escribirmos consuctor y en lugar de cocreador, compador? Nada en absoluto, ¿verdad? Bueno, el artículo de La Vanguardia ya se está acabando, pero ¿no echan algo de menos? Todavía nadie ha dicho "holístico" ¿no?. Pues ahí lo tienen: "En esta misma línea, la concepción de la empresa y la estrategia empresarial parten desde esta óptica de una visión holística, donde el todo es más que la suma de las partes y las dinámicas internas son las que acaban definiendo y enriqueciendo la compañía." Y así termina, y también terminamos nosotros, hasta la próxima reunión con el conde de Negroni. (Publicado originalmente en SciLogs el 02/12/20).
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AutorCarlos Sabín. Investigador Ramón y Cajal en el Departamento de Física Teórica de la Universidad Autónoma de Madrid. Desde 2015 hasta 2022 escribí el blog "Cuantos Completos" en la plataforma SciLogs de la revista "Investigación y Ciencia". Autor de "Verdades y mentiras de la física cuántica" amzn.to/3b4z1MO y "Física cuántica y relativista: más allá de nuestros sentidos" http://shorturl.at/bdLN0 Archivos
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