¿Hay que decir "Schrödinger" y "cuántica" cada vez que en un asunto hay dos posibilidades? Sin duda, las dos o tres lectoras que sufren este cuaderno de bitácora estarán preocupadas por el hecho de que el "Observatorio de metáforas sobre la física cuántica", cuya creación anuncié el pasado 28 de diciembre, no haya producido todavía ningún resultado tangible. Pues bien, en mi calidad de fundador, director, presidente, CEO y único miembro, es un placer para mí anunciar la publicación del I Informe producido por el Observatorio, fruto del trabajo incansable de los últimos seis meses.
La principal conclusión es que, a pesar del aviso que lanzamos en el acto fundacional, los columnistas, escritores etc. han seguido recurriendo al comodín de la física cuántica para sacar adelante sus artículos y columnas, como si de verdad nadie lo hubiera hecho antes. Más aún, creemos haber detectado una ampliación de la variedad de situaciones en las que estaría permitido tirar de metáforas pseudocuánticas: si antes las referencias al minino que no debe ser nombrado solían aparecer en contextos en los que algo, digamos, "era y no era a la vez" (o algo así), ahora mismo el espectro se ha ido ampliando mucho, hasta abarcar prácticamente cualquier situación en que existen dos posibilidades o incluso en la que ocurren dos cosas distintas con cualquier relación entre ellas. Ante esto, nuestra preocupación no podría ser mayor, ya que el número de nuevas situaciones en el que se podrá abusar de Schrödinger no parece tener límite, lo cual hace que nuestro objetivo de librar a la física cuántica de los creadores de metáforas esté cada vez más complicado. Vean por ejemplo, este artículo económico titulado (¡ay!) "La paradoja del gato de Schrödinger" (a estas alturas, la originalidad de este titular es parecida al de "La nueva reina de Hollywood" en la entrevista a una actriz, o "Un verano de cine", cuando se anuncia un cine de verano). El autor detecta una "discrepancia entre lo que anticipan los mercados y la economía real", lo cual le lleva a hablar de dos universos paralelos, y claro, como en la física cuántica hay universos paralelos, ¿verdad que los hay?, pues inmediatamente llegamos a que esto: "es una paradoja difícil de sostener en el tiempo y parece más propia del principio de superposición de la física cuántica que de la economía. ¿Sabían que, según este principio, las partículas subatómicas tienen la capacidad de estar en dos sitios diferentes simultáneamente?". ¡No, no lo sabíamos! ¡Nadie lo había puesto jamás en una columna! Pero ¿estamos seguros de que es cierto? Una vez empezada la metáfora, sería una pena dejarlo ahí sin más exploración, así que un poco más adelante el autor, con ingenuidad entrañable, nos explica una vez más el asunto del felino austríaco, o al menos su versión particular: "En 1935, el Nobel de Física E. Schrödinger propuso un experimento para tratar de explicar por qué el principio de superposición no funciona con los cuerpos normales, o con la Bolsa en nuestro ejemplo. Propuso meter un gato con veneno en una caja opaca. Para la física cuántica, mientras la caja está cerrada, el gato está simultáneamente vivo y muerto. La paradoja se produce cuando se abre la caja, ya que la acción del observador anula la superposición, y determina si el gato está vivo o muerto." Así que para la física cuántica, que siempre anda experimentando con gatos, el gato está simultáneamente vivo y muerto, pero la paradoja no se produce hasta abrir la caja... Menos mal que el autor nos aclara las cosas con este párrafo iluminador: "Los parecidos con el momento actual son claros. La caja es la economía, el gato la renta variable, el observador la curva de tipos y el veneno no requiere explicación." Tal vez sí requiriera mejor explicación. En cualquier caso, lo que queríamos subrayar es que aquí la justificación del pretendido escenario cuántico es simplemente una diferencia entre una predicción y la realidad. Esto nos aterra, ya que abre la posibilidad de que la física cuántica también se cuele en los pronósticos del tiempo... No he dicho nada, no quiero dar ideas. En la misma línea, Evgeny Morozov tira de cuántica sólo porque hay algo que no entendemos muy bien para qué va a servir exactamente: "Es la última paradoja de Schrödinger de la economía digital: un blockchain [red de servidores independientes, que certifican transacciones] que también puede no serlo, que a su vez servirá como dinero... o no, con el fin de salvar o de enterrar a Facebook... o a todos nosotros." y el gran Daniel Gascón porque alguien dice que una cosa es lo que en realidad no es: "Mientras Torra dice presidir una República de Schrödinger —está en el aire pero no implementada— [...]". Como ven, las posibilidades empiezan a ser infinitas, y más aún porque el popular lindo gatito cuántico se ha convertido ya en ejemplo de paradoja, por lo que Sergio del Molino lo puede invocar en un artículo sobre la propaganda de los partidos políticos sin representación parlamentaria, sin necesidad de acudir al argumento pseudocuántico: "Sus campañas, situadas en los bloques de propaganda gratuita de los medios públicos, revelan más paradojas que el gato de Schrödinger." Siendo justos, en este primer semestre de trabajo nos ha parecido bastante atinada la imagen del filósofo Santiago Alba Rico, ya que se refiere efectivamente a una situación en la que una propiedad está esencialmente indefinida y puede tomar dos valores distintos (derechas/izquierdas): "En España, país desmemoriado donde nadie era ya ni de izquierdas ni de derechas, lo ofreció el 15-M, y Podemos —el partido que más rápidamente vio la luz y más rápidamente se cegó— supo explorar su indeterminación cuántica." Esto demuestra que es posible mencionar la física cuántica y hacerlo razonablemente bien. Sin embargo, nosotros creemos que estamos en una situación de emergencia y que por ello es necesaria la abolición total, al menos hasta que recuperemos la normalidad. Si creen que exagero, vean esta crónica del crítico de cine Luis Martínez: "No hace tanto que la física cuántica coquetea, por así decirlo, con la más contraintuitiva de la hipótesis (otra más): la retrocausalidad. Es decir, y sin molestarse en entender más que lo justo, la posibilidad de que, a un nivel estrictamente cuántico, sea el futuro el que influya y determine el pasado. De otro modo, lo que vendría a decir esta reformulación a la inversa de la línea temporal es que cuando un científico elige la forma de medir una partícula, esa decisión influye en las propiedades que tenía la partícula antes incluso de haber tomado decisión alguna. Si no se entiende, es que vamos bien." ¿Lo ven ahora, verdad? Estamos en una crisis grave y se hace preciso acudir a medidas extraordinarias. Además del llamamiento habitual a escritores, periodistas, columnistas etc. para que saquen sus metáforas de la física cuántica (so pena de nuestras temibles sanciones), hacemos otro a científicos de otros campos de investigación: por favor, ofrezcan voluntariamente sus áreas de trabajo como nuevos territorios para la metáfora, poniendo algún ejemplo atractivo. Ya ven que no hace falta que sea un ejemplo muy riguroso. La física cuántica se lo agradecerá. (Publicado originalmente en SciLogs el 04/07/19).
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AutorCarlos Sabín. Investigador Ramón y Cajal en el Departamento de Física Teórica de la Universidad Autónoma de Madrid. Desde 2015 hasta 2022 escribí el blog "Cuantos Completos" en la plataforma SciLogs de la revista "Investigación y Ciencia". Autor de "Verdades y mentiras de la física cuántica" amzn.to/3b4z1MO y "Física cuántica y relativista: más allá de nuestros sentidos" http://shorturl.at/bdLN0 Archivos
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