Sobre un reciente artículo de Carlo Rovelli. El profesor Carlo Rovelli, del Centro de Física Teórica de la Universidad Aix-Marseille (Francia) ha escrito un interesante artículo titulado "Physics Needs Philosophy. Philosophy needs Physics", que ha sido publicado en la revista Foundations of Physics, y puede encontrarse también aquí. Rovelli es uno de los mayores expertos mundiales en "gravedad cuántica de lazos" ("Loop Quantum Gravity"), una teoría que unifica la mecánica cuántica y la gravedad de una manera alternativa a la quizá más conocida y controvertida teoría de cuerdas. Es además un activo y conocido divulgador, con varios libros publicados. Si usted es lector de Investigación y Ciencia y de Scilogs, seguramente no tiene mucho problema en aceptar la segunda parte del título del artículo de Rovelli, "la filosofía necesita a la física". Pero quizás sí le parezca más extraña la primera: "la física necesita a la filosofía", dado que parece haber una cierta corriente antifilosófica en el mundo de la ciencia, especialmente en el de los físicos. Así empieza de hecho su artículo Rovelli, presentándonos ejemplos célebres de ataques recientes a la filosofía, provenientes de Steven Weinberg, el gran Stephen Hawking y Neil de Grasse Tyson. Yo mismo he detectado esa actitud muchas veces en muchos colegas. En la mayoría de las ocasiones no es más que una arrogante celebración de ignorancia, tan ridícula como la simétrica ignorancia anticientífica de ciertos sectores de las humanidades. Rovelli se propone combatirla usando los argumentos de Aristóteles en el "Protréptico", texto perdido que ha sido reconstruido en parte gracias a los comentarios de autores posteriores. De esta forma, Aristóteles y Rovelli empiezan argumentando, en defensa de la filosofía, que "la teoría general apoya y resulta ser útil para el desarrollo de la práctica". Rovelli nos recuerda que todos los grandes científicos de la historia, desde Galileo hasta Einstein, pasando también por las padres de la mecánica cuántica, eran grandes lectores de filosofía y reconocieron haber sido influidos por ideas filosóficas: al parecer, Einstein leyó las tres "Críticas" de Kant a los 15 años. Un segundo argumento de Aristóteles, recuperado por Rovelli es: "aquellos que niegan la utilidad de la filosofía, están haciendo filosofía". Aquí, Rovelli conecta brillantemente la corriente anti-filosófica de los físicos teóricos con ideas extraídas de la filosofía misma, y encuentra en las burlas a la filosofía de de Grasse Tyson ecos de la anti-metafísica del círculo de Viena. Pero aún va más allá, y esta es quizá la aportación más valiosa de su artículo: no es sólo que los físicos teóricos actuales estén influidos por ideas filosóficas al negar la utilidad de la filosofía, sino que además esas ideas filosóficas les están llevando en una dirección equivocada al hacer ciencia. Así, Rovelli critica la excesiva influencia de las ideas de "revolución científica" de Kuhn, con su noción de discontinuidad entre teorías, y el énfasis de Popper en la "falsabilidad" como única guía de la metodología científica. Por supuesto, como sabrán mis tres o cuatro queridos lectores, yo he defendido aquí muchas veces la idea de falsabilidad, es decir, la necesidad de basar la ciencia en afirmaciones que puedan verificarse o refutarse experimentalmente. Pero la cuestión aquí es si ése debe ser el único principio que nos guíe al discriminar entre distintas teorías y modelos. Al fin y al cabo, la cantidad de cosas falsables pero todavía no falsadas es infinita, y no disponemos de tiempo y dinero infinitos para comprobarlas todas, de manera que parece sensato tener otros criterios para priorizar entre las distintas alternativas que se propongan a determinados problemas. Cualquiera puede modificar una teoría existente introduciendo un parámetro con valores muy pequeños y muy difíciles de medir. Cuando yo era estudiante, vagaba por los pasillos de la facultad un señor que tenía una teoría. Repartía octavillas, intentaba hablar con los profesores, soltaba discursos a los estudiantes que habitábamos los pasillos y la cafetería. Como éramos jóvenes e ingenuos, algunos compañeros que teníamos una asociación decidimos organizarle una charla para que explicara sus ideas: al fin y al cabo, había una probabilidad no nula de que aquel hombre fuera un genio incomprendido, un visionario maldito expulsado de la academia, un Will Hunting indomable sin Robin Williams que le susurre "it's not your fault". Llenos de curiosidad acudimos a la hora señalada en la que en un aula con pizarra, este señor nos fue explicando cómo el punto geométrico era en realidad un caso particular de una estructura subyacente más general llamada "puntón". Lo mismo pasaba con la recta y el "rectón" y naturalmente con la esfera y el "esferón"... Estoy seguro que aquello conducía en algún momento a alguna proposición falsable y todavía no falseada explicítamente (desafortunadamente, una epidemia de ataques de tos, llamadas urgentes y asuntos de la máxima importancia que había que atender fuera del aula nos impidió a todos llegar al final de la lección). Sin embargo, ¿sería sensato gastar tiempo y dinero en esa línea de investigación? Rovelli explica en qué dirección han caminado los últimos grandes descubrimientos de la física. El bosón de Higgs sirvió para terminar de apuntalar el edificio del modelo estándar de la física de partículas, donde la relatividad especial y la física cuántica se unifican con precisión asombrosa. Lo mismo han hecho las ondas gravitacionales con la relatividad general. Es decir, se confirman las predicciones de teorías existentes bien establecidas. En cambio, todas las esperanzas de encontrar "física más allá del modelo estándar" en el LHC han sido de momento frustradas, incluida la propuesta más popular de todas ellas, la "supersimetría" (ingrediente fundamental de la teoría de cuerdas), según la cual cada partícula conocida debería tener una partícula compañera que no habría sido detectada todavía (por ejemplo, el fotón tendría asociado un "fotino", y así con todas). Tras varios años de búsqueda no hay ni rastro de esto. Muy recientemente, la observación de que la radiación electromagnética viaja a la misma velocidad que las ondas gravitacionales, ha servido para descartar una amplia variedad de teorías exóticas que modificaban la relatividad general. Rovelli concluye que lo que él denomina filosofía del "¿por qué no?", es decir, la idea de que cualquier especulación tiene el mismo valor y la misma probabilidad de ser cierta con tal de que sea falsable y no haya sido refutada todavía, no está siendo útil. Si queremos encontrar una teoría cuántica de la gravedad necesitamos un nuevo enfoque filosófico, y la ayuda de los profesionales de la filosofía sería útil.
(Publicado originalmente en SciLogs el 05/07/18).
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AutorCarlos Sabín. Investigador Ramón y Cajal en el Departamento de Física Teórica de la Universidad Autónoma de Madrid. Desde 2015 hasta 2022 escribí el blog "Cuantos Completos" en la plataforma SciLogs de la revista "Investigación y Ciencia". Autor de "Verdades y mentiras de la física cuántica" amzn.to/3b4z1MO y "Física cuántica y relativista: más allá de nuestros sentidos" http://shorturl.at/bdLN0 Archivos
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